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| El té más caro del mundo se fabrica en China y para fabricarlo se
utiliza a su emblema nacional: los osos panda. No se trata de incluir
extractos del animal en la infusión, sino algo más simple y
escatológico, emplean sus heces para fertilizar el té.
La mayoría
de la gente les tiene por unos seres graciosos y hasta adorables. De
hecho, suelen ser las estrellas más aclamadas por los niños en los
zoológicos. Aprovechando su tirón, un empresario chino ha visto en ellos
una idea de negocio tan escatológica como exclusiva: si dan tanto
postín a las exhibiciones de animales, por qué no hacer lo mismo con el
té. No es que exprima a los pandas para fabricar la bebida, si no que se
le ocurrió usar sus excrementos para abonar las plantas.
De este
modo, las heces tienen un alto contenido en bambú, la comida favorita
de los pandas que luego le dará un sabor especial al té.
Su
elaboración es completamente natural y orgánica. La fabricación
artesanal y original del método convierten al té de panda en el más caro
del mundo, a unos 24 euros el kilo.
